El principio de las ilusiones

Estoy ya tan acostumbrado a las etiquetas que apenas muevo un pie hacia algo nuevo, intento imaginarme cuáles serán las que me van a tocar. El mejor divertimento patrio es, sin duda, escudriñar la vida de los demás sin pensar en la propia. Será por aburrimiento, o simplemente será por curiosidad.

El agridulce de lo mejorable

Se acabó… Así más o menos reza la última información que firmo en nuestro espacio web y que, con la pasada reunión en Festejos como telón de fondo, ilustra también el colofón de un año, ni peor que otros ni tampoco mucho mejor que algunos. Llegado el momento, me permito un par de reflexiones en voz alta y las comparto, como siempre hago, convencido de estar hablando con renglones quizá algo torcidos pero con un mensaje recto en su esencia. Todo pudo ser mucho mejor.

Un hasta luego ,pero no un adios

Si por algo se caracteriza la vida es por el continuo movimiento, por el continuo cambio. Y más nosotros, los carnavaleros, que en cuestión de horas cambiamos, nos pintamos la cara, nos vestimos de gala, preparados y afinados para salir a disfrutar y dar lo mejor de cada uno de nosotros. Esa es la esencia de esta maravillosa fiesta. Y ni yo mismo puedo escaparme de ese cambio.